Transparencia y tradición, la reinterpretación de la borda de montaña.

Villa R, representa el carácter tradicional de las edificaciones de montaña como las antiguas «Bordas», combinado con líneas simples y minimalistas en esencia de la arquitectura del movimiento moderno.

Villa R, se establece a partir de dos factores principales, la topografía inclinada del terreno y el soleamiento de la ubicación. La villa consta de 4 niveles, donde los dos primeros generan una base para colocar la «Borda» en la parte superior. Los dos primeros niveles se formalizan a través de un elemento de hormigón rectangular, apoyado directamente a la topografía inclinada del terreno, y a su vez generando un corte en dicho terreno, creando el acceso a la vivienda.

R está construida a partir de una combinación de materiales. La piedra, el hormigón, el acero y el vidrio, elementos tangibles de diferentes épocas, dando juego a esa unión entre lo tradicional y lo moderno.

La reinterprectación de la borda de montaña
La reinterprectación de la borda de montaña
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El factor, situación y orientación en la villa son claves. La casa se configura a partir de una serie de planos, encontramos los planos fluidos y transparentes orientados hacia las vistas, que ayudan a generar un único espació unido visualmente desde la parte posterior hasta la frontal, y aportan captación solar proveniente de la cara frontal del terreno. Los otros son los perpendiculares a estos, situados colindantes con las parcelas laterales, y se constituyen como elementos sólidos y compactos, formados con materiales autóctonos como la piedra y dotados de aberturas mucho más controladas, pero específicamente estudiadas por dotar de vistas y luz a las principales estancias.

Por otra parte, el volumen de la casa se avanza hasta el máximo que permite la normativa a nivel de fachada, generando circulaciones y transparencias entre los diferentes espacios. En la zona central de la planta, nace un vacío en forma de patio, ayudando a la vivienda a obtener sol y vistas al oeste y en los usos situados en la zona más posterior. En el límite este de la parte frontal, con la mejor orientación solar, ubicamos una piscina recordando aquellos antiguos aljibes para almacenar agua. De esta manera, obtenemos reflejos que acceden al interior de la vivienda, cambiantes con las horas del día y de las semanas, aportando serenidad y efectos positivos para el bienestar de los usuarios.

La utilización de los materiales en el interior, de la misma manera que en el exterior, hace que el interiorismo se base en un aspecto desposeído de cualquier ornamento. Los elementos constructivos, como el hormigón, los pilares metálicos o el acero corrugado, pasan a tener un papel decorativo en los espacios interiores fluidos, que siempre buscan la luz exterior mediante las grandes aberturas. La estructura vertical de la casa, formada por pilares metálicos en forma de perfiles HEB, se muestra sin tapujos, disociándola de los cierres de fachada e interiores, recordando esa estrategia que hacían los arquitectos a lo largo del siglo pasado.